¿Cuándo usas qué?

R. ÉVVI
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Wanneer gebruik je wat? Wanneer gebruik je wat?

Probablemente lo hayas experimentado antes: tras un entrenamiento intenso, de repente te duele la pantorrilla, la rodilla, el hombro u otra parte del cuerpo. En ese caso, hay dos opciones: terapia de calor o terapia de frío. Es importante tratar la lesión correctamente. Pero ¿qué temperatura es adecuada para cada lesión?

Caliente vs. frío
El calor crea más espacio en los vasos sanguíneos.

¿El resultado? Mayor flujo sanguíneo. El oxígeno y los nutrientes circulan por nuestro cuerpo con mayor rapidez. Esto, a su vez, garantiza una flexibilidad y movilidad óptimas de las articulaciones y los músculos.

La otra cara de la moneda: el frío contrae los vasos sanguíneos dilatados y reduce el flujo sanguíneo. Esto reduce el dolor y la hinchazón disminuye más rápidamente durante las primeras 72 horas después de la lesión.

Terapia de calor: qué hacer y qué no hacer
Los músculos calentados aportan varios beneficios.

Las fibras musculares se relajan, lo que reduce la tensión muscular. En otras palabras: recuperas la flexibilidad. Debido a la reducción del líquido sinovial, la resistencia en las zonas articulares disminuye. El dolor disminuye. Razones suficientes para probar la terapia de calor. Pero solo en las siguientes tres situaciones:

  • para el dolor articular persistente y la rigidez causada por la artritis en condiciones crónicas;
  • a partir de las 72 horas siguientes a la lesión (después de la fase aguda);
  • antes de calentar durante el ejercicio.
Sería mejor optar por un tratamiento diferente en estos casos:
  • en las 72 horas siguientes a sufrir una lesión (durante la fase aguda): en caso de esguinces, distensiones, lesiones de rodilla, fracturas o luxaciones;
  • heridas abiertas;
  • Si sufre de mala circulación sanguínea.
Terapia de frío: qué hacer y qué no hacer

El tratamiento con frío para una lesión reduce drásticamente la hinchazón, lo que a su vez disminuye la intensidad del dolor. El enfriamiento de los músculos y vasos sanguíneos también es beneficioso para la inflamación. De esta manera, se adormecen las señales de dolor en las vías nerviosas y se reducen los calambres y la tensión muscular.

El frío es útil para lesiones sufridas recientemente como:
  • dolores de crecimiento:causada por la presión debida a las diferencias en las tasas de crecimiento de los músculos y las articulaciones;
  • sobrecarga:al realizar repetidamente acciones (demasiado) pesadas durante un determinado movimiento;
  • moretones:en caso de desgarro subcutáneo de un vaso sanguíneo;
  • esguinces:debido al estiramiento excesivo de los ligamentos.
En estos casos es mejor no utilizar la terapia de frío:
  • tratamiento de enfermedades crónicas;
  • heridas abiertas;
  • Antes de hacer ejercicio: aumenta el riesgo de sufrir distensiones musculares y/o tendinosas.
Compresas frías y calientes: dos pájaros de un tiro

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